Arquitectos Egipcios.

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Ya en la dinastía III, uno de los primeros arquitectos conocidos en la historia, Imhotep, introdujo el uso de la piedra para levantar el recinto funerario de Dyoser (Zoser, siglo XXV a.C) en la llanura desértica occidental, en la zona de Saqqara.El paso de las construcciones en adobe, ladrillos de barro cocido, a la piedra es de una importancia primordial para la evolución de la arquitectura. La piedra, arenisca o caliza, es un material mucho más duradero y, en su uso funerario, tenía las características necesarias para infundir en las construcciones un aire eterno. Como los propios egipcios grabaron en sus piedras, «he construido un monumento para la eternidad».

Sin embargo, la dureza de este material arquitectónico era una dificultad para el trabajo, pues hablamos de un pueblo que no había rebasado los límites de la Edad del Bronce.

Son pocos los nombres de los arquitectos que nos ha legado la historia. Para los habitantes de las dos orillas del Nilo, la importancia estaba en el faraón y en los monumentos que mandaba construir, pero nunca en los hombres que los diseñaban o levantaban. Gracias a la tradición o a inscripciones autobiográficas aparecidas en tumbas o pequeñas estatuas conocemos el nombre de algunos de ellos.

En egipcio no existe ninguna palabra para designar el vocablo «arquitecto», pero hay dos expresiones jeroglíficas que nosotros asimilamos a esa profesión.

imy-r[3]k3wt (El supervisor de los trabajos)

brp k3wt (El controlador de los trabajos)

Como hemos comentado al inicio del artículo, fue Imhotep el primer arquitecto egipcio del que tenemos noticia, un verdadero sabio, que, además de sus incursiones en la arquitectura y el diseño funerario, fue considerado un eminente médico deificado por las generaciones posteriores. Multitud de estatuillas suyas han sido encontradas por los arqueólogos a lo largo y ancho de Egipto.

La obra arquitectónica que ensalza las virtudes de este genio es el recinto funerario de Saqqara donde se encuentra la célebre pirámide escalonada.

 

Dentro de un recinto rectangular de 278 por 545 metros rodeado de una muralla de piedra al que se entra por una puerta situada en la esquina sureste, se emplazan varias dependencias anexas a la pirámide.

El monumento funerario de Dyoser, la pirámide escalonada, que presenta, en la actualidad, 6 escalones, sufrió un proceso de elaboración muy interesante.

En la mente de Imhotep se dibujó una tumba real de tipo mastaba, consistente en un pozo funerario de 28 metros de profundidad del que salen varias galerías destinadas a albergar el sarcófago del difunto y los enseres necesarios para el tránsito a la vida del Más Allá, cubierto por un edificio en forma de tronco de pirámide. En una primera modificación se alargó la mastaba hacia el sur para ocultar unos pozos accesorios. Como la vida del faraón se alargaba, Imhotep dio el primer paso hacia las construcciones piramidales, encima de la mastaba construyó cuatro escalones. No contento con el resultado, proyectó la ampliación hacia el norte del monumento con dos escalones más, configuración que podemos admirar hoy en pleno desierto.

Es importante hacer notar que la distinción entre arquitectura y escultura en el Egipto faraónico es prácticamente imposible. La gran mayoría de los monumentos están llenos de relieves de una calidad excepcional, muestra de ello son los esculpidos en las mastabas funerarias de altos dignatarios del Reino antiguo ubicadas en las cercanías de la pirámide escalonada.

Dyoser inicia un periodo de florecimiento de la arquitectura egipcia que se verá culminado con la erección de las tres pirámides de la llanura de Gizeh, las de Keops ,Kefrén y Micerinos.

Poco se conoce de los arquitectos que diseñaron estas emblemáticas construcciones pétreas que fueron una de las siete maravillas del mundo antiguo. La tradición asegura que fue un hijo del visir Nefermaat, el también visir Hemionu, quien diseñó y construyó la pirámide de Keops, la primera y mayor del complejo de Gizeh. Casi contemporáneo con él, y gracias a un sarcófago de granito rosa, se conoce a ufu-anj.

Años más tarde, se tiene noticia de un «supervisor de todos los trabajos del rey», el oficial num-baf, en cuya mastaba se encontraron un gran número de estatuas de su propietario, parte de las cuales fueron utilizadas para la elaboración posterior de vasos para ofrendas.

 

Los reyes de la N dinastía escogieron, casi con toda seguridad la zona desértica de Gizeh por su cercanía a Menfis, capital del reino por aquella época.

¿Por qué se construyeron estas tumbas con forma piramidal? Es evidente que la vida de los egipcios antiguos estuvo dominada por las creencias religiosas, y que el Sol, Ra, era parte esencial de su mundo. Como Barry Kemp nos cuenta en su obra «El Antiguo Egipto», las pirámides eran símbolos solares, recuerdo de la colina primigenia que emergió de las aguas primordiales donde se reflejó el Sol. La presencia de piramidiones dorados culminando estas obras arquitectónicas haría que los rayos solares se reflejaran y pudiesen ser vistos a una considerable distancia.

No podemos abandonar la llanura de Guizeh sin mencionar una de las obras más sugerentes del Egipto antiguo. Desconocemos el nombre de su arquitecto, pero todos los que alguna vez hemos visitado el país nilórico nos hemos sentido sorprendidos por la Esfinge, escultura con cuerpo de león y cabeza humana cuyo rostro parece copia de las facciones del faraón Kefrén.

Durante los siglos siguientes, las pirámides evolucionaron, disminuyeron en tamaño y perdieron su estructura pétrea, llegando a construirse pequeños armazones que posteriormente se rellenarían de arena y todo el conjunto quedaría cubierto por un revestimiento pétreo. El genio de los arquitectos de comienzos del Reino antiguo se fue perdiendo a la vez que la capacidad económica de los faraones disminuía.

De este periodo nos han quedado el nombre de tres arquitectos. El más antiguo, un visir de la V dinastía, Senedyemibmehy, que vivió en época del rey Unas, faraón que construyó una pequeña pirámide en el complejo de Saqqara donde aparecen grabados los Textos de las Pirámides, un conjunto de plegarias, rogativas e invocaciones destinadas al tránsito del difunto por el Más Allá.

 El segundo, Jaemhese (V dinastía), que compartió su labor arquitectónica con el oficio de supervisor de los escultores. El último, que realizó su obra a caballo entre la V y la VI dinastía, es Nejebu, un arquitecto de origen noble que comenzó su carrera como un insignificante portador de la paleta de escriba.

 De este hombre se conoce que tras intervenir en una expedición a las canteras del Wadi Hammamat construyó, en Heliópolis, un monumento para el faraón Pepy I.

 

 

Lo descubrimientos arqueológicos nos han negado hasta la fecha la posibilidad de conocer los nombres de los principales arquitectos del Reino Medio.

Con la llegada del Reino Nuevo y la expulsión de los hicksos, un pueblo venido del extranjero, por los últimos reyes de la dinastía XVII y el iniciador de la poderosa dinastía XVIII, el auge constructor se renueva y aparecen nuevas figuras dentro del panorama arquitectónico. Una figura preponderante fue Ineni, quien pasó los días de su vida sirviendo a varios monarcas, desde el reinado de Amenhotep I (Amenofis I) hasta el de Thutmose III. En su tumba de Abd el – Qurna (Tumba Tebana 81) dejó inscrita su obra tanto en el Valle de los Reyes como en el templo de Karnak del que fue «supervisor de los trabajos».

La parte inicial de la inscripción, lamentablemente, se ha perdido, lo que solamente nos permite de forma parcial conocer sus edificaciones en época de Amenhotep I.

Inspeccioné los grandes monumentos que (Thutmose I) construyó en Ipetsut (Karnak): se erigió una espléndida sala con columnas papiriformes cerca de la que se alzaron grandes pilonos de hermosa piedra blanca de Anu se levantaron magníficos mástiles en la parte exterior del templo del mejor cedro auténtico de las plataformas, sus puntas de electrum…

Los pilonos descritos por Ineni son el cuarto y el quinto correspondientes al eje longitudinal del recinto templario.

Sin lugar a dudas los obeliscos citados por Ineni son los erigidos en época de Thutmose I y que se encontraban a la entrada del cuarto pilono, permaneciendo aún en pie el ubicado más al sur, mientras que el del lado norte, todavía ocupa su lugar en 1.737. Aunque presentan tres columnas de texto, solamente la central hace referencia a Thutmose 1, el resto fueron usurpadas por faraones ramésidas.

Ahora nos relata la fundación, casi con toda probabilidad de la necrópolis del Valle de los Reyes. En un lugar casi inaccesible del desierto occidental, de fácil vigilancia, Ineni, diseña los hipogeos, tumbas excavadas en la roca.

 

Los trabajos de Ineni parecen finalizar con el reinado de Thutmose I, pues tanto en el de Thutmose 11 como en los reinados controvertidos de sus sucesores, Hatshepsut y Thutmose 111, no se habla, en los grabados de su tumba, de ninguna construcción, y solamente se hace referencia a los bienes y dádivas otorgados por los soberanos hasta el momento de su muerte.

En la época thutmósida, el número de arquitectos tuvo que ser amplio, pues las construcciones que se acometieron eran muchas y de gran envergadura. Llevando el título de «supervisor de los trabajos, supervisor de los trabajos en la casa de Amón y supervisor de los trabajos en Iunu del sur (Luxor)», permaneciendo en el puesto desde el reinado de Amenhotep I hasta el de Hatshepsut, la reina faraón, hija de Thutmose I y esposa de Thutmose II, tenemos al arquitecto Peniaty.

Durante el reinado de Hatshepsut, surge la figura de Puymra, del que solamente conocemos su Tumba Tebana 39. Una de las figuras más sobresalientes de la arquitectura egipcia es, sin duda, Senenmut, la mano derecha de la reina Hatshepsut, quien culminó una estirpe de mujeres con fuerte carácter que forjaron la historia egipcia al comienzo de la dinastía XVIII. Este noble supervisó la erección de los obeliscos de su soberana en el templo de Amón en Karnak, hecho que aparece representado en su obra cumbre, el templo funerario de la reina en Deir el-Bahari. Con la llegada de esta mente privilegiada, el concepto de templo mortuorio cambia radicalmente. Bajo unos farallones rocosos en la margen izquierda del Nilo, cercano al santuario edificado por Nebhotepra – Montuhotep, Senenmut diseñó un templo original, redescubierto por Eduardo Naville en el siglo XIX.

Senenmut labró su tumba la número 343 en el valle de Assassif, al pie de la cantera del templo de los millones de años de la soberana. Su carácter polifacético se pone de manifiesto en alguna de las representaciones de los techos de su última morada, siendo la más sobresaliente el techo astronómico con las constelaciones conocidas por los egipcios.

 

El poder que llegó a alcanzar este arquitecto en el mundo de su época, posiblemente apoyado por los favores de la reina, fue tan grande, y la acumulación de sus títulos tan enorme, que solamente estudiarlos nos llevaría la mayor parte de este artículo.

Una vez se produjo la muerte de Thutmose IlI, es Amenhotep 11 su sucesor. Durante este reinado, el arquitecto Minmose es el encargado de algunos de los trabajos reales, como la erección de las estelas fronterizas que delimitaban el territorio egipcio del momento. Observad, de nuevo, como escultura y arquitectura van de la mano a lo largo de la historia del país de las Dos tierras. Estos altos dignatarios, y Minmose es un ejemplo, eran, en general, personas polifacéticas, que se encargaban de distintas labores dentro del estado egipcio.

El arquitecto Minmose es más conocido por haber sofocado una rebelión contra su soberano acaecida en la región de Kadesh después de la muerte de Thutmose lIt el gran faraón militar.

Avanzando en el tiempo, llegamos al reinado de Amenhotep III. Dos hermanos destacan como los arquitectos del momento, Hor y Suty (estela del Museo Británico 826), pero su importancia histórica no radica en los monumentos que construyeron, de los que no tenemos noticia, sino en los himnos solares dedicados al dios Atón, el disco solar, esculpidos en su tumba, que los separan del radicional culto a Amón, dios supreso del templo tebano de Karnak.

A la muerte de Amenhotep III, la vida de Egipto va a sufrir una fuerte transformación política y religiosa. El ascenso al trono de Amenhotep IV (Akenatón) supondrá no solo un cambio en la capital del imperio, que pasa a ser el-Amarna, sino giro significativo en las tendencias artísticas y constructivas..

Uno de los artífices que comandan esta transformación fue el arquitecto Parennefer (8) que toma el título de «supervisor de todos los trabajos en la mansión de Atón», a quien se supone diseñador y constructor de la capilla del dios en el complejo de Karnak. Durante los años siguientes de reinado de la dinastía XVIII que finaliza con el faraón-militar Horemheb, arquitectos, cuyos nombres desconocemos hasta el momento, ampliaron el templo de Amón en Karnak y finalizaron algunas de las más hermosas construcciones del valle del Nilo.

No podemos dar por concluido este breve repaso a los geniales arquitectos egipcios sin nombrar algunos de los que diseñaron y supervisaron los monumentos erigidos por los faraones de la dinastía XIX.

Pashedu (9) fue uno de los ofíciales constructores en la necrópolis tebana de Deir el-Medina bajo el reinado de Seti I. Célebre es la figura de un primer profeta de Amón, Bakenjonsu, quien realizó sus trabajos bajo las órdenes de Seti I y Ramsés II. Sin duda fue uno de los implicados en la construcción de los recintos de estos monarcas en el gran templo de Amón.

En una estatua suya conservada en el Museo de El Cairo (no 42.155) puede leerse:

«»Fui el supervisor de los trabajos al frente de Uaset (Tebas) en todas las excelentes obras. Fui el confidente ideal de su señor en la conducción de todos los artesanos en todos los monumentos que realizó para su padre Amón».

y en otra estatua, custodiada en Munich (GL-WAF-38):

«»He sido el supervisor de los trabajos de lo que está enfrente de Uaset para su hijo que salió de su cuerpo, el rey delAlto y Bajo Egipto Usermaatrasetepenra, el hijo de Ra Ramsés, el amado de Amón, ¡que [le] sea dada vida! quien hizo un monumento para su padre Amón quien lo colocó sobre su trono».

«He hecho lo que era útil en la casa de Amón. He sido el supervisor de los trabajos de mi señor y le he construido el palacio «Ramsés, el amado de Amón, quien escucha las súplicas» en la parte superior de la casa de Amón, en donde he erigido tres obeliscos en piedra de granito con sus puntas próximas al cielo y un tribunal en frente de él en piedra que está a la vista de Uaset (Tebas). Los viñedos eran abundantes y se plantaron arboledas.

Muchos de los arquitectos de esta época simultanearon sus cargos civiles con los eclesiásticos. Otro ejemplo lo tenemos en el escriba real Tenry que sirvió bajo el faraón Ramsés 11. Este personaje es conocido porque en su tumba aparece la lista de nombres reales conocida como «tabla de Saqqara”.

-Aitor Baquedano

2 respuestas to “Arquitectos Egipcios.”

  1. elisavaee Says:

    publicado por Aitor Baquedano

  2. CLASSIFICACIÓ DEL ENGINYERS (Aina Teixidó) « Metodología de la Ingeniería de Edificación Says:

    […] – Arquitectos Egipcios. […]

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